Cuando un partido deja de llamarse por sus siglas o nombre, maoista, gaullista, misino, estalinista, chavista, franquista, peronista, sandinista y sanchista, malo, ese  partido es ya propiedad de un solo hombre o mujer y de sus colaboradores necesarios. De nuevo pasa en nuestra nación, en esta Democracia vertical que ha caído en  manos del actual lider del viejo y entrañable PSOE, de su equipo y de algunas fanáticas entre las que brilla con luz propia la vicepresidenta Calvo, la ultrafeminista que reparte juego y alienta a un presidente cegado por la ambición de perfiles megalómanos, que maneja un PRESUPUESTO  de billones de euros, más las deudas rojas de dieciste comunidades autónomas que alcanzan la cifra pavorosa de 300 mil millones.

 

Los que ya, en  menos de un año acusan a los separatistas, antisistemas, ultras, nacionalistas y neofranquistas resucitados, del bloqueo camino de desastre, mienten como bellacos o explican a medias porque el derrumbamiento de las Instituciones y del Estado es producto directo de la falta de talento y horizontes de grandeza propia de estadistas o gobernantes responsables, constitucionalistas, claro.

 

El drama se ha agudizado, desde Zapatero, hasta Rajoy y con virulencia con Pedro Sánchez, no solo por debilidad mental, sino como sospechoso de colaborador pasivo, no se entiende de otra manera con esa endeble forma de ejecer el poder democrático ante el segundo golpe de estado, mucho más grave que el del 23--F.-, precisamente en la Región más mimada del Estado de las Autonomias, que nos roba y trata de hundirnos, con dinero del contribuyente, en sus cuarteles generales de Barcelona y sus doce embajadas que siguen vivas con Borrell.

 

El resultado de las elecciones del pasado domingo ha levantado el bloqueo y el antibloqueo paralizando al país. Continuará el bloqueo en fase crónica, y pudiera haber tentaciones  de provocar un periodo constituyente para un cambio de régimen en una Unión Europea que se debate entre el brexit y el abandono del amigo americano.

 

Franco no le ha dado a Pedro Sánchez los votos que esperaban y la paranoia de repetir elecciones ha resucitado a la derecha nacionalista como pasó en Francia. Mitterrand abrió las puertas al Frente Nacional y hoy el FN ha tumbado al socialismo histórico francés. Tambien en Italia. En Ferraz han entrado en un tiempo de fustigarse, en tanto Pablo Iglesias  insiste en entrar en el Gobierno hipotético, a toda costa, en la misma noche de su nueva derrota ¿ por qué ese ansia desmedida, qué esconde con su estrategia de penetrar al socialismo a un paso de la UVI catalana, hay consignas ?

 

La crisis galopante se ha llevado al descanso a Albert Rivera, que en un gesto poco frecuente, ha dimitido de todos sus cargos políticos y ha anunciado su retirada definitiva de la política. SABEMOS  que en el seno de Ciudadanos hay dos corrientes para buscar sucesor. La de Inés Arrimadas, como posibilidad inmediata, y un sector que vería bien su integración en el partido popular mediante una negociación y tanteos que ya están en marcha.

 

No parece que ese pacto, preocupa lo de prepacto, firmado por Sánchez y Pablo Iglesias, sin consultar previamente con los órganos ejecutivos del PSOE Y PODEMOS, como si no existieran, nos conduzca a la paz social y a la estabilidad, hasta los más optimistas creen que se romperá en meses, cuando llegue la deliberación de los Presupuestos GENERALES DEL ESTADO, en el supuesto de que la investidura del dios sanchista no vaya más lejos del pleno de las Cortes. El malestar por este golpe improvisado y lleno de incógnitas se suma a la creciente tensión de los golpistas catalanes. Evidentemente los políticos que sufrimos es el fiel reflejo de la sociedad que lo ha votado, no caben quejas. Es lo que da la mata, y un probable suicidio político, lamentable, de un partido como el socialista que de nuevo vuelve a la década de los años treinta, cuando Largo CABALLERO se echó en manos del  partido comunista. Lo cuenta la historia, no es un invento. Retroceden, todos culpables, como mínimo responsable del caos que llega.