JOSE JUAN CANO VERA REFLEXIONANDO
Dignidad de todos
El pasado fin de semana, el Papa se coló entre los temas del momento en Twitter por una serie de tuits en los que “en nombre de Dios”, pedía que los laboratorios LIBEREN LAS PATENTES de las vacunas que las grandes corporaciones extractivas dejen de destruir la tierra, que los fabricantes y traficantes de armas cesen en su actividad criminal, que los gigantes de la tecnología no se aprovechen de las vulnerabilidades de los seres humanos y de la naturaleza o que los medios de comunicación terminen con la “lógica de la pos-verdad”.
Las peticiones, sus frases procedían de su largo video mensaje a los participantes del CUARTO ENCUENTRO DE MOVIMIENTOS POPULARES, en el que así mismo se puso sobre la mesa la posibilidad de establecer un SALARIO UNIVERSAL y reducir la jornada laboral que en numerosos países es esclavitud. Un debate que por cierto llevan años teniendo distintas entidades religiosas, como Cáritas.
Vistas las reacciones queda claro que Francisco ha hecho saltar una vez más por los aires irrespirables los apriorismos ideológicos de unos y otros, el mundo del capitalismo salvaje y el populismo comunista, un hecho que nos alienta a pararnos o frenarnos y pensar si hacemos cuanto podemos para garantizar el respeto a la DIGNIDAD HUMANA, incluso de nuestros hermanos pequeños los animales.
Es el momento de denunciar cómo los políticos españoles andan enredados en discusiones bizantinas sobre la necesidad de fortalecer el Estado de Bienestar, estampas bochornosas en una nación gobernada por una coalición de demagogos a la vista de unas elecciones legislativas que se pueden dar en el momento que la izquierda ultra ponga a Pedro Sánchez de rodillas o no y la oposición de centro-derecha no termine de conectar con las bases más humildes de nuestra sociedad, y con ellos el embuste monumental de culpar a la pandemia de todo lo negativo que tenemos sobre nuestras espaldas, en los hogares de cuarenta y seis millones de españoles agotados de tanta mala baba política, y la amenaza constante de acribillarnos con impuestos brutales. Estamos en una situación terminal en la enfermedad que sufre el pueblo español, en unas regiones más que en otras de corte separatista.
Sí, vivimos inmersos en una locura contagiosa, una pandemia social camino de lo irreversible. Cuando escribo, ahora, al amanecer, en el parador de Lorca, me viene a la mente, experiencias fantasmales, y me convenzo que urge una higiene emocional, como mantener a raya nuestra salud mental de pueblo e individualmente.
El chico ese de Campos del Rio que mata a puñalada a su padre o ese desafuero de la plusvalía fiscal municipal más el IBI o la ruptura familiar, nos enfurece, nos castiga y nos pone en el brete de romper moldes contando la verdad que nos hace libre, aunque a veces recomendarla, te encuentras con problemas irreversibles, cuando combates, por ejemplo, el feminismo extremista que llama a la caza del varón por problemas de sexo patológico o adquirido.
En fin… un diagnóstico de androfobia que entre las ultras es un calvario mental. Lástima me dan. Ven machismo crapuloso a todas las edades. Necesitan tratamiento urgente en una clínica o en las urnas.




























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