ALBERTO GARRE, EX PRESIDENTE DE LA REGIÓN DE MURCIA
Cuando se carece de principios honrosos horrorosos serán los finales…
Cuando se carece de principios honrosos horrorosos serán los finales. Eso, solo eso, pero ni más ni menos que eso es lo que está ocurriendo en el PP.
Entre las virtudes del político, especifica de un ingeniero de telecomunicaciones, está la de poseer capacidad para el análisis y la síntesis de los problemas, no para crearlos, sino para plantear sus soluciones prácticas.
Juzguen ustedes mismos. Son las 19’15 h.del día 21 del presente mes, la reunión decisiva de Génova no termina, pero su resolución no coarta mi libertad de expresión.
No pretendo en este artículo detallar cuántos hechos han acaecido en torno a la crisis del PP, los lectores interesados deben de andar locos con un sinfín de noticias que se vierten sin solución de continuidad. El problema no deriva de los hechos si no de los personajes
No soy un neófito de estas batallas políticas internas, he sufrido la perversidad de la intriga, vileza y crueldad con que estás camarillas de enredadores se emplean(“genares”, los denomina el Diccionario Popular de Nuestra Tierra).
Pedro Antonio Sanchez(PAS), fue investido como presidente del PPRM y desnudado como presidente del gobierno regional d la CARM en el plazo de dieciséis días, todo un récord, con la anuencia del presidente nacional del PP, Sr Rajoy, quien hoy anda por España repartiendo su obra “Política para adultos” para reivindicarse como ejemplo de madurez política. El mismo que siendo presidente del Gobierno de España, ante una moción de censura abandonó su escaño y al grupo parlamentario que lo soportaba para darse un opíparo y distendido banquete, con wiskie y puro, entregando España a Pedro Sánchez y Cía.
Fue con el como presidente, y en Murcia, donde se puso de manifiesto por vez primera el cariño de los “maduros” dirigentes por sus pretenciosos jóvenes. De ahí la repetida frase de nuestro presidente de la CARM “Todo empezó en Murcia”.
El PP ha sido últimamente instrumentalizado por jóvenes individuos sin otro oficio conocido que medrar primero en política para a continuación vivir de ella, y no es lo mismo un animal político que un político animal.
El primero, joven o maduro, entiende la política como una cuestión anímica y responsable, pasional pero no exenta dela mesura de la edad, del aprendizaje de una profesión estable que le permita económica y socialmente actuar con libertad; el segundo observa la labor política como un medio que le permitirá vivir tan confortablemente como jamas hubiese soñado en otras ocupaciones que nunca detento y cuándo alguien pretende remediar tan inmoral conducta el agraviado es capaz de todo para preservar una situación personal que nunca hubiese tenido por su trabajo, valores o principios, simplemente porque nunca los tuvo.
Si la verdad nos hace libres, la coherencia creíbles y la cohesión fuertes, las falsedades y medias verdades nos esclavizan a la mentira, la incoherencia lleva a la necedad y la locura y la ausencia de cohesión a la debilidad política por confusión seguida del cisma y la ruptura.
Del actual conflicto del PP se desprende que las virtudes de la verdad, la coherencia y la cohesión no están actualmente en el frontispicio del número 13 de la C/Génova. Las mentiras, la necedad y la disgregación son los vicios políticamente suicidas que hoy resplandecen en el histórico inmueble de nuestro centro derecha español al que dedique mi artículo”Cuantas mudanzas equivalen a un incendió”, con motivo de que la dirección del PP había decidido cambiar de sede.
Lo que nunca pude imaginar es que el incendió se provocara con todos sus actores dentro, y es que en la muerte de un partido político no hay que preguntar si fue homicidio o asesinato, fue siempre un suicidio.
Según manifiestan sicólogos y siquiatras acreditados la causa más frecuente del suicidio es la crisis de ansiedad. El pánico o la fobia son características muy comunes en quienes padecen esta lamentable enfermedad, pero profundizando en la actuación de la cúpula popular podríamos razonablemente deducir que el tipo de problema mental que les afecta es lo que en anagrama denominan los expertos TOC( trastorno obsesivo compulsivo), muy propio de quien están ofuscados con el robo de su casa permanentemente y pánico a salir fuera.
Sería recomendable enchufar las mangueras, abrir las puertas al sentido común de la militancia, para que entren a decidir y salgan los que vienen decidiendo.
Una militancia, hoy huérfana, que como se deriva de las encuestas, ya tienen padrino para, surcado su bautizo con éxito, unirse al acto de confirmación de una nueva derecha que muchos españoles vienen viendo como único remedio al desnortado gobierno de Sánchez y la locura de la cúpula popular.




























Jesús de las Heras | Martes, 22 de Febrero de 2022 a las 12:46 horas
CUANDO SE SOSLAYA LO PRINCIPAL, SOLO QUEDA EL COTILLEO.
Que el PSOE arruina a España cada vez que toma el poder no es una opinión: lo dice la historia. Provocó la Guerra Civil, pero con su síndrome inmaduro o malvado del "Yo no he sido" les echó la culpa a los militares. Luego casi arruina las Seguridad Social en los años ochenta. Promueve la inmigración masiva no cualificada desde África porque no son cristianos, en su vano y fratricida intento de anticlericalizar el país de mayor raigambre cristiana de Europa y quizás del mundo. Malversan los fondos que les confían los españoles con sus impuestos, para sufragar tonterías y majaderías de lo políticamente correcto que nunca hemos votado, y después de hacer multitud de contratos obscuros ahora vovean con sus medios de comunicación cautivos que "a lo mejor" en Madrid se hizo lo mismo aunque sea a escala mucho menor. Y de ahí deducen que el PP está acabado.
No hay que ser muy listo para ver a quien beneficia este revuelo que ha causado la rebelión de Ayuso. Que Pablo Casado no sirva como líder no lava las culpas ni la incompetencia de Sánchez. ¿Qué será de nosotros, pobres imbéciles que necesitamos un pastor que nos guíe?
Porque la culpa no es de esos políticos ineptos o sinvergüenzas, o vividores a los que importamos un comino. El problema está en los españoles, que no queremos asumir nuestros derechos políticos, ni nuestros deberes con la sociedad española. El problema no es que El Padrino o Al Capone esté al mando, o que lo esté Fofó o Gaby. El problema es que les dejamos. Así no tenemos que pensar, que trabajar por los demás, y podremos seguir quejándonos en el bar sobre gobierno en lugar de dar la batalla de la hegemonía cultural en lugar de dejarnos poner el collar de la ideología falaz y torticera del partido de turno.
Porque, señores, en realidad la culpa no es de Casafo, ni de Rajoy, ni tampoco de Sánchez, ni siquiera de Zapatero. La culpa la tiene la sociedad española en su conjunto por haberse dejado meter el gol del 78. No es que esté mal tener una constitución escrita, aunque los ingleses no la tienen y les va mejor a nosotros, no. Lo que está mal es que la hicieran a espaldas del pueblo, y que por medio de ella los políticos blindaran sus fechorías. El Rey es inimputable, y los políticos lo son a medias. Por eso pueden vivir como Dios a costa de los submileuristas.
El PP ha resuelto los problemas económicos de España cada vez que ha llegado al poder. El PSOE es experto en vender humo. Pero llegar a fin de mes en España nunca ha sido unas prioridad para ese partido, según le hemeroteca disponible. En lugar de resolver el problema energético, nos sube el recibo de la luz. España se empobrece y lo único que nos da el gobierno es progresía inútil que no nos da de comer. Por eso yo te pregunto, lector, ¿para que sirve votar al PSOE o a PODEMOS?
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