Es un hecho que yo, al menos, nunca me había hecho esta pregunta, y a lo mejor es porque la derecha, hasta ahora, aunque plagada de corrupción, al creerse que el país era su cortijo y que podía utilizar el dinero público a sus antojos.

Pero la cosa ha cambiado mucho, como hemos podido ver en esta legislatura, en la que se ha acusado al gobierno de coalición, sin pruebas, de todo: ilegítimo, Frankenstein, etc., y a Pedro Sánchez se le han dedicado, por parte de Pablo Casado y su gente, todos los insultos que contiene el diccionario de la RAE. ¡Un escándalo!

La razón hay que buscarla en el hecho de que la extrema derecha franquista de VOX está cerca de hacerle el “sorpasso”al PP, lo que está llevando a este partido hacia posiciones nada democráticas compitiendo electoralmente con los de Abascal. Tanto es así, que no es difícil observar que todo vale si con ello se consigue echar a la izquierda del gobierno; de hecho, la situación actual me recuerda a la que sufrió Felipe González en su última legislatura cuando se vio acosada por una amplia coalición de periodistas de derechas, con Pedro. J. Ramírez a la cabeza, de la que llegó a salirse Luis María Anson, no antes de decir que este movimiento periodístico no tenía límites, llegando incluso a amenazar con la destrucción del Estado de Derecho, monarquía Incluida. Todo por cargarse a Felipe González que ya tenía en su haber tres legislaturas, estaba en la cuarta, y amenazaba con la quinta.

En esta situación, No es difícil deducir que la derecha tiene prisas por gobernar. No soporta vivir en la oposición. Y para ello están dispuesta a todo al contar con mucha gente del aparato del estado, de la milicia y, sobre todo, de la Justicia. Conclusión: de ahora en adelante, la izquierda que conforma el actual gobierno de coalición tiene que mantenerse unida porque, ¿somos capaces de imaginar que la derecha gane las próximas elecciones generales y forme gobierno? Yo sí, y sería un desastre para las clases más vulnerables. Por favor, ¡no lo permitamos!

Lo que no puede ocurrir es que se produzcan fallos o desajustes como sucedió con la votación de la Reforma Laboral, en la que derecha no dudó en comprar los dos diputados de UPN, mientras que ERC, EH Bildu y el PNV, muy puros y castos ellos, se la cogían con papel de fumar y votaban en contra. Tanto se pasaron de listos que la Ley en cuestión, estuvo a punto de no salir y si lo hizo fue por el error de un diputado del PP, para más inri, uno de los secuaces del impresentable Teodoro García Egea, una de las víctimas recientes en la guerra interna experimentada en el interno del PP, que ha traído consigo la salida de Pablo Casado, sustituido por “el moderado” Alberto Núñez Feijoo –amigo de narcotraficantes gallegos-, manteniendo Isabel Díaz Ayuso -una reedición de Esperanza Aguirre-, todos sus poderes, o más, a pesar de que sobre ella y gente de su entorno incluido su hermano, pesan poderosos indicios de corrupción.

En definitiva, la izquierda tiene que cerrar filas, dejarse los “egos” a un lado, y hacer lo mismo que Yolanda Díaz, la mejor política de la izquierda, que se ha dado cuenta de que cuando tienes el país en tus manos, debes perder perder algo de utopía y ganar en pragmatismo, y que una Ley como la Reforma Laboral, es más útil si la suscribe el empresariado, porque es garantía de que se va a cumplir.

Así que, hoy más que nunca es válida la estrofa de la Internacional que dice: “agrupémonos todos…….”